El silencio de la ciudad blanca

Vitoria se despierta sacudida por una serie de asesinatos que reproducen al milímetro unos crímenes cometidos veinte años atrás. El problema es que el supuesto asesino está en prisión. Unai López de Ayala, alias Kraken, profiler marcado por un trauma personal, se ve obligado a descender a la memoria de la ciudad: iglesias románicas, catedrales góticas, túneles, y una arquitectura que parece conspirar con el asesino. Mientras las víctimas aparecen en parejas cuidadosamente dispuestas, Kraken lucha contra sus propios fantasmas y contra un adversario que siempre va dos pasos por delante. La novela mezcla investigación policial, simbolismo local y un retrato muy humano de los vínculos familiares que sostienen —o rompen— a sus personajes.